Las grandes dificultades para implantar las reformas de la Segunda República en Híjar (Teruel)

Publicado por Cándido Marquesán el 14 de abril de 2024 en nuevatribuna.es

“Estos  que ves ahora deshechos, maltrechos, furiosos, aplanados, sin afeitar, sin lavar, cochinos, sucios, cansados, mordiéndose, hechos un asco, destrozados, son, sin embargo, no lo olvides, hijo, no lo olvides nunca pase lo que pase, son lo mejor de España, los únicos que, de verdad, se han alzado, sin nada, con sus manos, contra el fascismo, contra los militares, contra los poderosos, por la sola justicia; cada uno a su modo, a su manera, como han podido, sin que les importara su comodidad, su familia, su dinero. Estos que ves, españoles rotos, derrotados, hacinados, heridos, soñolientos, medio muertos, esperanzados todavía en escapar, son, no lo olvides, lo mejor del mundo. No es hermoso. Pero es lo mejor del mundo. No lo olvides nunca, hijo, no lo olvides”.

Con motivo del 93 aniversario de la proclamación de la Segunda República, quiero hacer un recorrido por las vicisitudes de este periodo en un pueblo concreto, en Híjar. Es un ejercicio de historia local, que ejemplifica las grandes dificultades de la implantación de los valores republicanos en el mundo rural. Es un mundo muy diferente al de las grandes ciudades.

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La historia de Híjar es prolija y densa. Si de algo podemos sentirnos orgullosos los hijaranos es de nuestra densa historia. Durante la Edad Media e inicios de la Moderna convivieron las tres culturas, la cristiana, la musulmana y la judía. Si me he inclinado a escribir sobre el período de la II República (1931-1936) en Híjar, ha sido porque me ha parecido uno de los momentos claves de la historia de España, y por supuesto de Híjar. Fue una de las ocasiones perdidas de nuestra historia. Por ello, escribí dos libros ubicados en este periodo: La II República en Híjar. El fracaso de una ilusión. Y una biografía, sobre uno de los personajes más destacados de esta época: José Gálvez Oliver. Tío Rullo. Vida y exilio de un socialista hijarano. Me basaré en esta exposición, sobre todo en el primero, aunque también con algunas referencias del segundo. Hay muchos lugares y personajes, que permanecen en el anonimato histórico, y que por su trayectoria personal hay que sacarlos de ese injusto olvido.

Haré una breve reseña biográfica de Híjar. Pertenece a la Comunidad Autónoma de Aragón, provincia de Teruel, y a la antigua comarca del Bajo Aragón; actualmente con la nueva comarcalización de la comunidad autónoma, es la capital de la comarca del Bajo Martín. Su situación geográfica está en la parte más septentrional de la provincia. Dista 160 kilómetros de la capital, y 70 de la ciudad de Zaragoza. Detalle muy importante, ya que sólo está vinculado con Teruel por razones administrativas; en cambio las relaciones con Zaragoza, en todo lo demás son mucho mayores.

Híjar según el Censo de Población, con fecha del 31 de diciembre de 1.930, tenía una población de 3.719 habitantes. Desde comienzos del siglo XX  la evolución fue así: en 1.900, 3.348.; en 1.910, 3.833.; en 1.920, 3.853; en 1.930, 3.719; y 3.610 en 1.940.

En diciembre de 1.930, unos meses antes del comienzo de la II República, esos habitantes se desglosaban de la siguiente manera:

Por sexo: 1.856 eran varones y 1.863 hembras.

Por estado civil:

Varones; 1.027, solteros; 745, casados; y 84 viudos.

Mujeres: 951,  solteras; 760, casadas; y 152 viudas.

Nivel de Instrucción:

Varones; 45, saben leer; 857, saben leer y escribir; 954, no saben leer y escribir.

Mujeres; 72, saben leer; 658, saben leer y escribir; 1.133, no saben leer y escribir.

Híjar era y es un pueblo fundamentalmente agrícola, y su principal producción está compuesta por cereales, aceite, remolacha, maíz, hortalizas y frutales. Tiene una vega regada por el río Martín y un amplio término municipal de secano. Predominaba en los años 30 la gran propiedad. Tenía 2 harineras y dos molinos de aceite. A unos kilómetros estaba La Azucarera de La Puebla de Híjar, donde llevaban la remolacha, y además durante la campaña una parte importante de los peones o pequeños agricultores trabajaban en ella. Existía una burocracia administrativa: secretario, médicos, notarios, veterinario, registrador de la propiedad… Una burguesía comercial, con negocios de ultramarinos, ropas, aperos de labranza…Un gran peso de la iglesia, además de los 5 o 6 sacerdotes diocesanos, existían 2 conventos. Uno de capuchinos a unos kilómetros de Híjar. Y otro de monjas de San Vicente de Paúl. Hecha está esta breve descripción geográfica, social, económica y demográfica.

Esos años de la II República en España supusieron el intento más serio por abordar la resolución, pero de verdad, de varios y profundos problemas multiseculares que acuciaban a España, y nos impedían homologarnos a los países de nuestro entorno europeo. En su corta vida, la República no los trajo bajo el brazo. Durante años, ingentes realidades españolas estaban como sofocadas o retenidas. En todo caso, se aparentaba desconocerlas. La República, al romper una ficción, las ha sacado a la luz.

Se intentó dignificar la vida de millones de jornaleros agrícolas, a través de una legislación social avanzada y una fallida Reforma Agraria. Se pretendió alcanzar una sociedad laica y moderna; separando, no enfrentando, los ámbitos civil y religioso, como en el resto de las sociedades europeas avanzadas. Se buscó encauzar las legítimas aspiraciones autonómicas de determinadas regiones españolas, a través de la consecución de unos Estatutos de Autonomía. Se trató de crear una legislación social moderna para que amplios sectores marginados de la sociedad española vieran mejorada su situación. Se interesaron por extender la educación, como nunca se había hecho, a todos los españoles, al considerarla como el mejor instrumento para convertirlos en auténticos ciudadanos. Se quiso subordinar el poder militar al poder civil, para que la política se hiciera en el Parlamento y no en los cuartos de banderas de los cuarteles. Los políticos republicanos no pudieron abordarlos, ya que la tarea era mucha y llevarla a cabo suponía tocar los privilegios de determinados poderes fácticos, los cuales desde el primer momento trataron de descarrilar el proyecto republicano. Ángel Viñas lo ha explicado muy bien en varios libros: ¿Quién quiso la Guerra Civil? Historia de una conspiración. Y El gran error de la República. Entre el ruido de sables y la ineficacia del Gobierno. 

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En Híjar la resolución de estos problemas fue muchísimo más difícil. Era un pueblo profundamente monárquico. La proclamación de la República fue muy tardía. El 12 de abril de 1931 no hubo elecciones municipales, y fueron proclamados por el artículo 29 de la Ley electoral de 1907, los 12 únicos concejales monárquicos que se presentaron. A la llegada de la República no había ningún partido republicano. Tuvieron que llegar a Híjar 80 alcorisanos de Alcorisa y albalatinos de Albalate del Arzobispo, pueblos vecinos, para que se proclamara el 23 de mayo de 1931. En el mes de julio fue rechazada por el Ayuntamiento una petición del “Tío Rullo” de dar el nombre de Fermín Galán y García Hernández a 2 calles de la localidad. En noviembre de 1931 ante la visita del Gobernador Civil, Manuel Pomarés Mauleón, se le hizo el vacío más absoluto, e incluso este debió multar a un concejal, que alardeaba de monárquico, con 500 pesetas por no presentarse cuando fue requerido, al considerarlo el Gobernador como insubordinación. Y no fue la última sanción impuesta a Esponera por el Gobernador, ya que en octubre de 1932 se le sancionó con 500 pesetas por ir contra el régimen republicano y por dedicar su labor a entorpecer la labor municipal.

Merece la pena insistir en los detalles de la visita a Híjar del Gobernador Civil de Teruel, Manuel Pomarés Mauleón, el día 4 de noviembre de 1931, recurriendo al periódico «República» de Teruel, del Partido Radical-Socialista, (el “Turia” era del partido Radical”) y el cronista fue el médico republicano de Albalate del Arzobispo, Emilio Burgués.

«Nos complace enormemente la visita del Señor Pomarés a Híjar, villa monárquica de toda la vida. Los conservadores siempre han tenido aquí una mayoría aplastante. Recordemos los votos conseguidos por Cervantes en las elecciones de junio, momento en el cual no había ningún centro republicano ni socialista. Llegamos a las 9,35 del día 4, encontrando la Plaza del Ayuntamiento desierta, sin  transitar nadie por las calles, los balcones estaban herméticamente cerrados, ondeando en el Ayuntamiento una bandera tricolor, la única que pudimos ver en todo el pueblo. Aquí recibió comisiones de distintos pueblos y partidos.

A las 12,35, Pomarés inspeccionó las escuelas, le acompañamos con los maestros. Hizo observaciones para que también se acate el Gobierno de la República en las escuelas. El Gobernador es buen diplomático, hábil y educado. Elogia y reprende según las circunstancias. Es enérgico, pero con tacto.

A las 13,05 acaba en las escuelas y requiere al Ayuntamiento en pleno en el despacho de la Alcaldía. Poco después llegaron acelerados unos frailes capuchinos, llamados con urgencia. Tras ellos, vemos entrar al párroco Juan Yoldi, al que ya había saludado anteriormente. A continuación manda llamar al Director de la Banda de Música, Tomás Aragües. La casa del Ayuntamiento es un incesante ir y venir de ciudadanos, cuya presencia requiere Pomarés. Creemos adivinar algo, pero una elemental prudencia nos impide bucear sobre el motivo de las ingentes llamadas a que aludimos. Sólo se niega a venir Esponera y le impone una multa de 500 pesetas, muy bien vista por los republicanos de la comarca, contra los enemigos de la República, que tanto abundan en esta localidad.

Sale del Ayuntamiento preocupado, creyendo como nosotros que, en varios pueblos de la comarca, prácticamente no se ha proclamado la República.

Rehúsa ofrecimientos y parte, de incógnito, a comer en un restaurante, a muy pocos kilómetros de Híjar, para proseguir hacia Albalate).»

La visita es muy clara y aleccionadora y por ello podemos sacar una serie de conclusiones. Destaca la frialdad del recibimiento, contrastando con los honores con los que fue recibido en Alcañiz y Albalate. Podemos comparar esta visita con la llevada a cabo, dos años antes, el 11 de mayo de 1929 a Híjar por otro Gobernador Civil de Teruel, José Mohino, el cual fue esperado horas antes en el puente por autoridades locales, concejales, Somatén, empleados, comisiones y numerosísimo público.

En todas las elecciones que se verificaron en el período republicano ganó en Híjar siempre la derecha. En las municipales de abril de 1933, el triunfo “Acción Hijarana” fue total frente a los socialistas, en una proporción de 10/1. Analicemos estas  elecciones municipales no muy conocidas por el gran público. Se realizaron exactamente el 23 de Abril de 1933 , en aquellos pueblos, cuyos ayuntamientos se habían constituido en las elecciones de abril de 1931 por el artículo 29 de la Ley electoral de 1907, el cual establecía que:   

En los distritos donde no resultaren proclamados candidatos en mayor número de los llamados a ser elegidos, la proclamación de candidatos equivale a su elección y les releva de la necesidad de someterse a ella”.

Por ende, hubo pueblos en los que el 12 de abril de 1931 no fueron necesarias las elecciones municipales. Los candidatos se declararon automáticamente electos. Fueron 2.478 pueblos, con un censo electoral de 3,5 millones de votantes. Los llamados, “burgos podridos”, según frase usada por Azaña en el Parlamento de una manera desafortunada y tomada del político inglés Glandstone. La frase de Azaña no es evidentemente muy afortunada, aunque no carece de parte de razón, ya que lo que pretendía decir era que en aquellos pueblos que no  se habían realizado las elecciones de 12 de abril de 1931, era por el gran predominio e influencia de los caciques que las habían impedido. Una de las lacras del régimen de la Restauración, que Joaquín Costa reflejó ya en 1901 en su obra Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno: urgencia y modo de cambiarla.

A nivel nacional las elecciones municipales de 23 de abril de 1933 no fueron desfavorables para la República, pero sí al gobierno de Azaña.

El desarrollo de estas elecciones en el pueblo de Híjar puede ser extrapolable a otros municipios. No obstante, hay que señalar que este municipio era profundamente monárquico, religioso y caciquil. A nivel nacional y provincial ganaron las derechas como he comentado, pero no de la manera tan destacada como ocurrió en Híjar. Aquí todos los concejales fueron de las derechas, de Acción Hijarana.

En la prensa católica regional de El Noticiero de Zaragoza aparece una reseña de las elecciones de Híjar, que puede servirnos para entender mejor estos resultados:

“Los sentimientos derechistas y denodadamente católicos de esta villa, acuciados, aún no siendo preciso por la palabra cálida de los propagandistas que hablaron el sábado desde el balcón de la Casa-Ayuntamiento (El candidato Juan Esponera Esponera, José Estaban Ciriquian, la señorita María Caballero, Miguel Sancho Izquierdo) se desbordaron el domingo consiguiendo la candidatura de ‘Acción Hijarana’ los 12 puestos, en un triunfo arrollador, en el que casi puede decirse que no hubo enemigo. Teniendo en cuenta que las derechas hicieron la rueda para ir al copo, los votos obtenidos por sus candidatos suponen un total de 1733, frente a 109 de los socialistas”. 

Expliquemos la frase “ir al copo”. Con un ejemplo podemos entenderlo. Si tomamos un municipio con 12 concejales, cada votante podía votar a 8, no a todos. El objetivo según el sistema electoral vigente era que estuvieran representadas las minorías. Ante esta situación las estrategias de los partidos podían ser distintas:

1) “Ir a por mayorías”, con lo cual se presentaban 8 candidatos con la esperanza de que los votantes seleccionasen exactamente los 8 propuestos.

2) “Ir a por minorías”, se presentan 4 ya que no se espera poder ganar más.

3) “Ir al copo”, peligrosa táctica: se presentan 12 candidatos y les piden a sus votantes que se dividan entre ellos para que ganen los 12 (por ejemplo, si tu apellido es entre la “A” y la “M” votas a unos y entre la “N” y la “Z” votas a otros). 

Los políticos de izquierda de la II República pretendieron elevar el nivel cultural de la población española. Existía una gran carencia de escuelas y de maestros. Una iniciativa singular fue la de las Misiones Pedagógicas creadas, según el presidente de su Patronato, Manuel B. Cossío con el objetivo de:

“Llevar a las gentes, con preferencia a las rurales, el progreso y los medios de participar en él… y así los pueblos todos de España, aun los apartados, participen en las ventajas y gozos nobles reservados hoy a las ciudades”. 

En las Misiones Pedagógicas iban desde el Coro de las Misiones integrado por estudiantes, con canciones y los romances populares; obras de grandes compositores como Beethoven, Mozart, Bach, Haendel, Schubert, Albéniz, Falla, Turina; canto gregoriano y de lírica regional. En 1934 el Patronato había repartido 70 gramófonos en las escuelas. El cinematógrafo y las proyecciones fijas eran:” los auxiliares más poderosos de la actuación misionera en los pueblos”, aunque había escasez de películas para el conocimiento de España. Por ello, el Patronato realizó 15 documentales. Disponía en 1934 de 411 películas, de ellas 22 sonoras. Los temas diversos: agrícolas, geográficos, ciencias naturales, de humor y dibujos animados.  El Teatro del Pueblo dirigido por Alejandro Casona y Eduardo M. Torner y en el que iban estudiantes de Escuelas y Facultades, que en vacaciones recorrían los pueblos representando a Lope de Rueda, Juan de la Encina, Cervantes, Calderón, etc. El Museo Circulante disponía de 2 colecciones, con copias de cuadros del Prado de Berruguete, Sánchez Coello, El Greco, Ribera, Velázquez, Murillo, Goya, etc. Y también reproducciones de grabados de Goya.

En agosto de 1934 y durante los días 12 al 16, en uno de los locales de las Escuelas de los niños, pronunciaron amenas e instructivas conferencias los funcionarios del Patronato de Misiones Pedagógicas, Antonio Sánchez Barbudo y Ramón Gaya. Llevaban una colección de copias de cuadros del Museo del Prado y con una máquina cinematográfica los proyectaron en un telón, dando una explicación de cada cuadro y una pequeña biografía del autor, todo en un lenguaje sencillo y agradable, comprensible aún para los menos versados en el arte pictórico. El público escuchó con verdadera atención, comentando favorablemente el objeto de estas Misiones Pedagógicas. Por la extensión de este artículo, no puedo detenerme en Sánchez Barbudo y Ramón Gaya. Ambos tuvieron que exiliarse, el primero fue un gran escritor y catedrático en universidades norteamericanas. El segundo, Gaya, un gran pintor, que tiene un museo monográfico en Murcia, su ciudad natal.

Se crearon bibliotecas escolares -toda escuela de primaria tendría una- y de adultos. En la Memoria de 1934 el número de bibliotecas creadas por el Patronato superaba las 5.000. En Híjar se crearon dos, la escolar y la de adultos. Para supervisar  el funcionamiento de ellas realizó varios viajes por Aragón, el inspector de bibliotecas Juan Vicens de la Llave. En uno de ellos estuvo acompañado por Luis Buñuel. De sus viajes dejó jugosos informes. Veamos algunos detalles del Informe de Híjar. 

Es muy ilustrativo de las reticencias de las clases pudientes a la llegada de la biblioteca. En Híjar encontré esta biblioteca abandonada por parte de la Junta, la cual no se había reunido desde la inauguración, hecho que se había producido el 5 de marzo de 1934. Gracias a que el maestro D. Leoncio Fernández Gallego, que es el bibliotecario, se ocupa de ella. Este señor es muy entusiasta de las bibliotecas y en Ansó, donde estuvo antes organizó una en sociedad. Aquí es el único que se ocupa. Por parte del resto de la Junta hay bastante abandono y aún casi hostilidad hacia la biblioteca. Parece que la gente pudiente de Híjar, si se hiciera propaganda intensa de la biblioteca, se moviera, se organizaran conferencias, considerarían esto como actividad política casi subversiva. Tuve una discusión bastante larga y dura con el secretario del ayuntamiento, también miembro de la Junta. La biblioteca era usada solamente por un pequeño grupo de “gente bien” de Híjar y para leer se exigía una fianza de 5 pesetas para el préstamo, cuando el sueldo diario en Híjar de un bracero era de 5,50 pesetas. No había modo de convencerles de que no se debía pedir fianza y por otra parte la idea de dar libros a los campesinos, pobres, les parecía inadmisible, aunque no me lo dijeron así. Vino el clásico diálogo sobre que ese pueblo es muy especial, etc. Entre tanto, yo leía en los ojos del secretario que se estaba preguntando todo el tiempo qué andaría yo buscando, pues no se explicaba que yo tomara aquello con calor, si no era para andar buscando algún provecho personal. En suma, el ambiente de la dirección de esta biblioteca y el de la gente que podría ayudar a su buena marcha, con excepción del maestro, es deplorable. En cambio, como siempre, la gente desea leer y si no en mayor numero, es porque hay un gran número de analfabetos. Creo que la reunión con la Junta fue eficaz; que se dieran cuenta de que la biblioteca no es lo que se habían figurado y de lo que realmente hay que hacer con ella. Lo que ignoro si las cosas cambiaran suficientemente”.

No creo sea necesario hacer comentario alguno sobre el texto. Para las clases pudientes la llegada de la cultura les molestaba profundamente. ¿Por qué?

Hijar, Plaza de la Villa a principios del siglo XX
Hijar, Plaza de la Villa a principios del siglo XX. Imagen tomada de ‘eshijar’.

Híjar era y sigue siendo profundamente religioso. Para darnos una idea de lo que supuso la llegada de la República en Híjar, que trataba de establecer un Estado laico, de separación de Iglesia y Estado, recurriré a la historia oral, en concreto al testimonio de Adela Gálvez, hija del Tío Rullo, José Gálvez Oliver, concejal socialista y luego alcalde tras el triunfo del Frente Popular, y que tuvo que exiliarse a Francia con toda su familia. Ahí va el testimonio de Adela Gálvez tal cual me lo expuso, para mantener su espontaneidad y frescura:

La llegada de II República en Híjar causó el golpe de un terremoto para las derechas. El pueblo ignoraba lo que era y significaba la República. Mi padre pleno de alegría al conocer de la proclamación de la República,  se encontraba en el monte preparando las tierras y cuando llegó al pueblo sus caballos ya les había adornado con flores las cabezanas. Nuestra República fue lo más hermoso del mundo. Vino con paz y alegría, y dispuesta a hacer leyes para favorecer al pueblo trabajador. ¿Qué podemos decirle más de lo que usted sabe? La prensa que leían era el “Boletín Oficial”. Los terratenientes de Híjar y muchos de la provincia se debatían contra las leyes. La separación de la Iglesia y del Estado, causó un desenlace terrible en las familias, y en vez  de darles una explicación, se pusieron en contra de esa ley, y al quitar el Santo Cristo que estaba en la escuela, la maestra nos hizo rezar. Todas las niñas nos miraban como si fuéramos algo malo. Al día siguiente no queríamos ir en clase y le dijimos el porqué. Mi padre bajó a verla y llamarle la atención a Doña Rosario Trinchant Martínez, diciéndole que aquello le podía costar la plaza de maestra. Desde aquel día fuimos las hijas del Diablo… Sobre las procesiones de Semana Santa usted sabe que la procesión pasaba por delante de nuestra casa. Mi padre me dijo: “Ven hija y escríbeme esto aquí: “Viva Cristo Rey y abajo los que comercian con él”, y esto en un cartón lo puso colgado en el balcón que daba al paseo. Las imágenes pasaron por delante de nuestra casa (El Centro), pero subieron por detrás del Calvario. Desde aquel día fue la guerra. La Iglesia contra el Diablo. Como esto no dio lo que ellos querían, formaron grupos de mujeres y cada domingo salían al Calvario a rezar y cantar cánticos de la Semana Santa, hasta que se cansaron.

Hubo tensiones en el pueblo por la prohibición de las procesiones de Semana Santa. Por ello en abril de 1933, ante la prohibición, el pueblo se amotinó y sacó a la fuerza algunas imágenes, al grito de “Viva la Religión y Cristo Rey”.

El Ayuntamiento de derechas en octubre de 1933 tenía la intención de dimitir, al estar en contra de la “Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas”, que suponía la prohibición de enseñar a las órdenes religiosas.

El artículo 26 de la Constitución de 1931, en su párrafo cuarto,  determinaba que las demás órdenes religiosas, excluidos los jesuitas, se someterán a una ley especial votada por las Cortes y ajustada a determinadas bases, de las cuales la cuarta especificaba: prohibición de ejercer la industria, el comercio o la enseñanza.

El Consejo de Ministros aprobó el proyecto de Ley previsto por la Constitución el 7 de octubre de 1932. Los debates sobre la totalidad de la Ley se iniciaron en febrero de 1933. Finalmente quedó aprobada por las Cortes el 17 de mayo de 1933, por el drástico procedimiento de la guillotina, con 278 votos contra 50. Se hizo así, ante la postura obstruccionista de las minorías agraria y vasco-navarra, que llegaron a acumular más de un centenar de enmiendas, tanto para el artículo 31 como para el 32 de la ley, lo que motivó en ambos la aplicación del artículo 23 del reglamento de las Cortes, considerándolos suficientemente discutidos.  La firma de la misma  por el Presidente de la República se retardó hasta el 2 de junio de 1933, fecha de su promulgación.

La ley de Confesiones y Congregaciones religiosas establecía en el artículo 30:

“Las Órdenes y Congregaciones religiosas no podrán dedicarse al ejercicio de la enseñanza. No se entenderán comprendidas en esa prohibición las enseñanzas que organicen para la formación de sus propios miembros. La inspección del Estado cuidará de que las Órdenes y Congregaciones religiosas no puedan crear o sostener colegios de enseñanzas privada, ni directamente, ni valiéndose de personas seglares interpuestas”.

Terminaba la Ley con dos disposiciones transitorias, de las cuales la B) decía:

“El ejercicio de la enseñanza por las Órdenes y Congregaciones religiosas cesará el 1 de octubre próximo para toda clase de enseñanzas, excepto la primaria, que terminará el 31 de diciembre inmediato. El gobierno adoptará las medidas necesarias para la sustitución de unas y otras enseñanzas en los plazos indicados”.

El mismo día, 2 de junio, se hizo pública la declaración colectiva del episcopado español, y el día 3 de junio el papa Pío XI publica sobre el tema su Encíclica » Dilectissima Nobis”.

El episcopado español se expresó en los siguientes términos:

«Sólo con odiosa tiranía puede el Estado poner limitaciones a la función docente de la Iglesia. Por tener la verdad religiosa la primacía sobre todo conocimiento, por su universalidad orientadora de la cultura y de la vida, y porque las disciplinas de enseñanzas humanas consideradas en sí mismas son patrimonio de todos, individuos y sociedades, compete a la Iglesia el derecho propio e independiente de crear y regir establecimientos escolares de cualquier grado o materia». Nada, ni el más obstinado sectarismo, justifica la radical y fulminante exclusión de la función docente que se acaba de promulgar contra las congregaciones religiosas».

Pero el episcopado español no se limitó a criticar con acritud la ley, sino que impuso a los católicos españoles determinadas obligaciones, como mandar a sus hijos únicamente a las escuelas católicas y la prohibición severa de asistir a escuelas acatólicas. 

El gobierno con la Ley pretendía evitar la enorme influencia ejercida por la Iglesia, a través de la enseñanza en la sociedad española. Es obvio, la importancia de la educación a la hora de trasmitir determinados valores, filtrados a través de la doctrina social de la Iglesia católica. Todo el mundo sabía que las clases dominantes se habían formado en gran parte en los colegios católicos selectos; no sólo los hijos de la nobleza y de los grandes propietarios, sino también la burguesía del norte. Los contrarios a la Ley diagnosticaban que 350.937 niños educados en colegios católicos quedarían privados de enseñanza y para ello argumentaban que el Estado no podría en tan corto espacio de tiempo suplir ese vacío, ni  con las aulas ni  con el personal suficiente. Fernando de los Ríos, en representación del Gobierno afirmó que esos niños no se quedarían sin escuela. Para conseguir este objetivo se precisaban un mínimo de 7.000 nuevas unidades escolares y el Gobierno hizo un gran esfuerzo puesto que, a primeros de septiembre, cuando cayó Azaña, ya se habían creado 3.990 unidades.

La República debería haberse conformado en acompañar el cierre de los centros docentes eclesiásticos a la existencia de centros laicos suficientes. La medida, en consecuencia era precipitada, teniendo en cuenta que en 1931, el analfabetismo se situaba en España por encima del 30%, y que la escolarización oficial apenas cubría el 50%. Esta Ley le generó nuevos enemigos al nuevo régimen y cabe pensar en que tuvo sus efectos negativos para la coalición del Gobierno en las elecciones generales de  noviembre de 1933.

Veamos ahora la situación escolar en Híjar en el momento que entró en vigor la Ley, y cómo abordó nuestro Ayuntamiento los problemas inherentes a su aplicación.

En Híjar estaban por un lado las escuelas graduadas nacionales; en el piso superior estaban los chicos y en el inferior las chicas, regentadas por 3 maestros y 2 maestras nacionales. El día 12 de mayo de 1929, D. José Mohino, el gobernador civil de Teruel inauguró el local de las escuelas, no nuevas, pero si reformadas para 3 grupos o grados, que quedaron en perfectas condiciones de luz, higiene y demás particularidades para edificios docentes. Los maestros de entonces, Leoncio Fernández, Gregorio Escobedo y.José Gómez, el Director.

Ejercían la enseñanza, además de otros menesteres, las monjas de San Vicente Paúl, en la calle Otal. Llevaban todos los chicos hasta los 7 años que pasaban a las escuelas de los maestros; y la mayoría de las chicas, salvo algunas que iban con las maestras. Con respecto al colegio de las monjas sabemos que en el mes de mayo de 1930, se cumplía el 50 aniversario de la fundación en esta Villa del Colegio de las Hermanas de San Vicente de Paúl, y también las bodas de oro de la superiora Sor Martina Bon. Por ello se organizaron fiestas recreativas y religiosas, entre ellas funciones teatrales a cargo de las colegialas. Serán muy solemnes, pues en el colegio, además de las clases de pago, había una escuela gratuita y la de Párvulos. Eran pocos los hijos de esta población que no habían sido enseñados por Sor Martina Bon, por esto, además de tener el Santo Hospital, era deseo del pueblo hacer un homenaje a las monjas y a Sor Martina.

También ejercían la enseñanza los monjes capuchinos del convento. En los años 20 debían regentar una escuela primaria y una escuela nocturna, pagándose en la primera 5 pesetas al mes y en la nocturna nada, pues era gratuita. Debieron durar hasta 1928.

El problema de la implantación de la ley de Confesiones y Congregaciones religiosas se discutió en 12 Plenos. El 1º, con fecha de 22 de Mayo de 1933; el último el 5 de marzo de 1934. Con diferencia  fue la cuestión que les produjo más quebraderos de cabeza a nuestros ediles, llegando incluso en determinado momento a presentar la dimisión en pleno al Gobernador Civil.

En mayo de 1933, unos días antes de su promulgación en la Gaceta de Madrid, el Alcalde dio cuenta a la Corporación de la difícil situación que se presentaría al Municipio, cuando se pusiera en vigor la Ley, últimamente aprobada en las Cortes, que dejaría en la calle y sin medios de instrucción a más de 300 niños, y la Corporación haciéndose cargo de la gravedad del problema apuntado por la Alcaldía, acordó por unanimidad dirigir una instancia al Excmo. Sr. Ministro de Instrucción Pública, dándole cuenta de la situación en que se encontraba en la actualidad el problema de la enseñanza primaria y la que se crearía al regir la nueva Ley de Congregaciones religiosas y solicitando que resolviese la situación en la forma que le pareciese conveniente.. De las palabras y comentarios del Acta Municipal se deduce claramente su opinión contraria, argumentando, de manera parecida a los adversarios de la derecha, que el Municipio sería incapaz de asumir la sustitución de la enseñanza de las monjas.

En junio del mismo año, el Ayuntamiento designó los vocales de la Comisión Mixta encargada, por decreto de 7 del actual, de colaborar con la Dirección General de 1ª Enseñanza para cumplimentar la Ley de C. Religiosas respecto a la enseñanza. Fueron nombrados vocales; Juan Esponera Esponera, Gregorio Marquesán Albalate y José Mª Pastor Turón. Los concejales eran de gran peso específico en el Ayuntamiento. Era clara la importancia que le daban a esta cuestión.

Lo cierto es que no hubo ningún cambio ni sustitución de la enseñanza de las monjas. La situación escolar se mantuvo igual.

La legislación social de Largo Caballero fue en repetidas ocasiones boicoteada por los grandes propietarios de Híjar, la mayor parte de los concejales lo eran. Largo Caballero desde el Ministerio de Trabajo puso en marcha una serie de Decretos para mejorar la situación en el campo: Congelación de arrendamientos, arrendamientos colectivos,  Jurados Mixtos, Jornada de 8 horas, Laboreo Forzoso y el de Términos Municipales. Este último prohibía la contratación de mano de obra de fuera, mientras hubiera parados en la localidad. Su intento era arrebatar los medios de presión a los caciques locales, ya que estos  a los jornaleros más concienciados a nivel político o sindical les espetaban a la cara “Que te dé trabajo tu sindicato”.  En enero de 1933, a propuesta del Tío Rullo, se amonestó a Juan Esponera Esponera, por contratar jornaleros de fuera, habiendo parados en la localidad.

Podríamos poner otros muchos ejemplos de las inmensas dificultades de penetración de ese aire fresco republicano en la atmósfera hijarana., porque era un pueblo muy jerarquizado y clericalizado. Todo el poder era controlado por la clase terrateniente, burguesía industrial y comercial, la burocracia administrativa, y la iglesia. Formaban un bloque muy compacto e insensible a cualquier posibilidad de cambio, por mínimo que este fuera. La izquierda estaba representada por el proletariado agrícola, y pequeños propietarios, sin gran preparación intelectual, que no podía competir contra las clases que siempre habían detentado el poder.

El momento que llegó la izquierda socialista al poder municipal en Híjar, fue tras el triunfo del Frente Popular. Puede decirse que es el momento de la llegada de la República a Híjar, hasta entonces no existía. El 5 de marzo de 1936, tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones legislativas, se produjo el cambio del Ayuntamiento en Híjar, llegando a la Alcaldía. Por primera vez en la historia de Híjar llegaban las izquierdas al poder municipal. Algo que no fue fácil, ya que tuvo que estar presente la Guardia Civil, al resistirse los concejales de derechas a ceder el mando del Ayuntamiento. Junto con otros personajes José Gálvez Oliver, El Tío Rullo, como El Tío Rinconero, Miguel Gálvez Oliver (su hermano), Luis Alloza Sesé, entre otros concejales, en estos 5 meses escasos, hasta el golpe militar de 18 de julio  se tomaron decisiones valientes, e incluso, revolucionarias para lo que había sido siempre Híjar.

Se acordó adquirir para el salón de sesiones del Ayuntamiento una alegoría de la República de grandes dimensiones. Se apoyó el incipiente proceso autonómico aragonés.  Se hizo una reforma fiscal, rebajando los impuestos a los más necesitados. Se intentó el rescate de los bienes comunales. Se pidió al párroco la entrega de la llave del cementerio municipal y que la depositase en el Ayuntamiento. Todas estas medidas en la línea del programa del Frente Popular.

Siendo alcalde, el Tío Rullo, se celebró la fiesta de 1º de mayo de 1936 en Híjar. Se hizo una manifestación y al llegar al cuartel de la Guardia Civil fue detenida la marcha. Nuestro padre, como republicano y alcalde, según sus hijas Adela y Pilar, se hizo responsable ya que todos los afiliados al Centro ugetista estaban dispuestos a manifestarse de todas las formas. Ante estas palabras la Guardia Civil se retiró y la manifestación siguió adelante entonando Vivas a la República, cantando jotas nuestra hermana Carmen y leyendo unos discursos, escritos por nuestro padre, para recitarlos en cada parada que hacía la carroza, que para tal evento se había construido. Por la noche, sin permiso de nuestro padre, algunos miembros del Centro volvieron  sacar la carroza y al retirarse no tuvimos otra opción que felicitarles por su valentía.

Según el testimonio de Adela y Pilar, llegamos al día triste para la historia de España y de Híjar, del 18 de julio de 1936, víspera de la fiesta del patrón del pueblo, San Braulio. Nuestro padre y sus seguidores ya habían sido avisados de la posibilidad de un levantamiento de los militares. Tuvo que salir del pueblo, junto con su hermano Miguel, ignorando su familia su paradero. Durante estos días que Híjar estuvo en poder de los rebeldes, la familia del Tío Rullo fue molestada e insultada continuamente; grupos de falangistas llevaron a cabo registros en su casa para ver si lo encontraban, de igual manera participaba en estas tareas la Guardia Civil. En estos días le buscaron por todos los pueblos de los alrededores y especialmente por Samper de Calanda, donde el veterinario puso a disposición de los rebeldes fascistas un coche para facilitar sus labores. En estos días apresaron a varios hombres del Centro. Pero ya es otra historia. La Guerra Civil, propiciada por un golpe militar, sin el cual no hubiera habido tal guerra. Las secuelas son por todos conocidas. Al acabar la guerra muchos españoles fueron asesinados, represaliados o exiliados. Y como dice el texto de Max Aub del principio, estos fueron lo mejor de España, no lo olvides, hijo.

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