Un museo para la memoria

José Ramón Villanueva Herrero

(publicado en: El Periódico de Aragón, 29 agosto 2025)

Los museos desempeñan un importante papel para divulgar nuestra historia y ello, en el caso de la memoria democrática, resulta esencial para refirmarnos en nuestros valores cívicos a la vez que el conocimiento de estos hechos nos alerta ante posibles involuciones y actitudes reaccionarias que, en estos tiempos, pretendan socavar nuestra convivencia y nuestra democracia.

Enlazando con estas ideas, en la ciudad francesa de Auch, capital del Departamento de Gers y corazón histórico de la Gascuña, resulta muy recomendable la visita al Museo de la Resistencia y de la Deportación de Gers. Dicho Museo, fundado en 1954 y que en el año 2023 fue inaugurado en su actual nuevo espacio, nos permite descubrir la realidad de la II Guerra Mundial en esta zona del interior de Francia. Para ello, nos ofrece un claro y didáctico recorrido, tanto desde el punto de vista de la historia local como desde la perspectiva de la historia de Francia durante aquellos agitados años. El Museo se articula en torno a 5 períodos concretos: el contexto histórico; la Resistencia en el Gers; la Deportación; la Shoah o el Holocausto judío y, por último, la Liberación.

Recorriendo su contenido y sus didácticos paneles explicativos, emociona comprobar el destacado papel que, en la Resistencia, tanto contra las milicias del régimen de Vichy como contra las tropas de la Alemania nazi, tuvieron los exiliados republicanos españoles que, de este modo, continuaron en tierras francesas la lucha iniciada durante la Guerra de España de 1936-1939 contra el fascismo. De este modo, se relata cómo, desde finales de 1942, nuestros compatriotas refugiados en Francia formaron Comités locales de la Unión Nacional Española (UNE) para, desde ellos, organizar la resistencia, siendo sus principales promotores Ángel Pastor y Ramón Ortega Sánchez.

Fue a principios de 1943 cuando la UNE creó grupos de guerrilleros que empezaron a realizar atentados, a la vez que iban engrosando sus filas con nuevos combatientes antifascistas. A finales de 1943, ya estaba estructurada la 35ª Brigada de Guerrilleros del Gers, la cual estuvo mandada, sucesivamente, por Modesto Valledor, Tomás Mendizábal y Gabriel Piazuelo Expósito.

Un duro golpe para los guerrilleros españoles fue cuando el 9 de junio de 1943 el comandante Gabriel Piazuelo y su brazo derecho, Jaime Masip, fueron arrestados en Saint Maur: posteriormente, Piazuelo fue muerto cuando intentaba huir y Masip fue deportado al campo nazi de Dachau.

Tras estas dramáticas pérdidas, el relevo al mando de la 35ª Brigada fue asumido por Tomás Guerrero Ortega (a) “Camilo”. Para entonces, en junio de 1944, la Brigada contaba con 600 combatientes republicanos españoles, los cuales llevaron a cabo numerosas acciones armadas en el Departamento del Gers, hostilizando la marcha de las tropas alemanas hacia Normandía, destacando su papel en la batalla de Castelnau (21 de junio) contra las tropas nazis.

De este período es destacable la figura y el protagonismo, todavía recordado en Francia, del ya citado Tomás Guerrero (a) “Camilo” que, durante la Guerra de España fue comandante de la 227 Brigada Mixta del Ejército Popular republicano, al frente de la cual participó en la batalla del Ebro. Tras la derrota de la España leal ante las tropas franquistas, pasó a Francia y en 1941 se unió a los republicanos españoles que actuaban dentro de la Resistencia francesa contra el régimen pétainista de Vichy y contra los ocupantes nazis. Al mando de la 35ª Brigada de Guerrilleros tuvo un destacado papel durante el verano de 1944 en la liberación de Auch, la capital del Departamento del Gers, ocurrida el 21 de agosto de 1944, en la que los combatientes republicanos españoles entraron a ella conduciendo a centenares de prisioneros alemanes y que, según Pons Prades, “la acogida que la población dispensó a los guerrilleros españoles ha quedado inscrita entre las más delirantes que se dedicaron a fuerzas liberadoras en Francia”.  De igual modo, la 35ª Brigada, al mando de “Camilo” participó en la liberación de Toulouse y, por ello, su jefe sería más tarde condecorado por la Francia Libre del general De Gaulle con la Cruz de Guerra y la Medalla de la Liberación.

En el tema de la Resistencia antifascista, también destaca el Museo el papel de los jóvenes judíos combatientes que, como Tamara Kochricht, se encuadraron en organizaciones como Armée Juive (AJ) o la Organisation Juive de Combat (OJC).

Otro período destacable en este Museo es el que dedica a la Shoah, al holocausto judío que, en tierras francesas fue perpetrado conjuntamente por el régimen de Vichy así como por las fuerzas de ocupación nazis. En este sentido, digamos que, en aquellos años, Francia contaba con una población judía de 330.000 personas, de las cuales fueron deportados a los campos nazis 76.000 y de ellos 11.000 eran niños: al final de la guerra regresaron apenas 2.500, el 3% del volumen total de deportados. Por lo que se refiere al caso concreto del Departamento del Gers, de los 154 judíos arrestados, 25 eran niños y solo sobrevivieron 7 de ellos.

Especialmente emotivo es el ejemplo que dieron determinados ciudadanos franceses que ayudaron a salvar la vida de sus compatriotas judíos aún a riesgo de su propia vida: son los llamados “Justos entre las naciones” y sus dignas acciones también se recuerdan y honran en este Museo. Este es el caso de Mélanie Duprat, Simone y Henri D’André, la familia Cadeilhan, el arcipreste Senex o de Maurice Couairon, comisario de policía de Auch.

Esta es la sensación y emociones que produce este Museo que, no sólo nos enseña historia, sino que, también, apela a nuestra conciencia cívica democrática.

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