José Ramón Villanueva Herrero
(publicado en: El Periódico de Aragón, 29 noviembre 2024)
El origen de los fundadores de la Sociedad Española de Precios Únicos disparó la ira de los sectores más reaccionarios cuando la empresa llegó a Madrid, Barcelona y la capital aragonesa huyendo del nazismo.
Durante muchos años, los Almacenes SEPU, siglas de la Sociedad Española de Precios Únicos, y su célebre lema de «Quien calcula, compra en SEPU», formaron parte de la historia y la memoria de la ciudad de Zaragoza. Instalados inicialmente en la calle Torrenueva, en un edificio diseñado por el arquitecto Miguel Ángel Navarro y, posteriormente, en el año 1967, en el paseo de la Independencia, me vienen a la memoria imágenes de mi infancia y juventud, de cuando visitaba estos populares almacenes y disfrutábamos, los chavales que veníamos de distintos pueblos de Aragón, subiendo y bajando por sus escaleras mecánicas, las primeras que se instalaron en la ciudad, y que eran una gran novedad para un niño de pueblo, como era mi caso, cuando visitaba Zaragoza.
La historia de los Almacenes SEPU en España se remonta a los años de la II República. De hecho, fue el 9 de enero de 1934 cuando dos judíos suizos llamados Henry Reisembach y Edouard Worms, fundaron dicho comercio en Barcelona para, posteriormente hacerlo también en Madrid y, finalmente, en la capital aragonesa cuando fueron inaugurados el 6 de marzo de 1936. La apertura supuso un acontecimiento de tanta repercusión, que incluso las «fuerzas de asaltio» tuvieron que intervenir dada la aglomeración de gente que quiso entrar.
Ascenso del nazismo
El motivo de la llegada de los Almacenes SEPU a España tuvo que ver con el ascenso del nazismo en Alemania ya que, entre los años 1933-1935 se produjeron ataques y acosos constantes contra los negocios judíos en el país germano y ello hizo que algunos de sus propietarios optasen por abandonar Alemania y establecerse en otros lugares más seguros.
Pero el establecimiento de SEPU en España tampoco estuvo exento de dificultades. Eran los años en que el fascismo emergente de Falange, admirador del nazismo hitleriano e imbuido de un antisemitismo virulento, fijó sus ojos en esta empresa de capital judío y cuyos propietarios simpatizaban con la República española, motivos por los cuales, Falange lanzó, desde el primer momento, una campaña de desprestigio contra los Almacenes SEPU.
Así queda patente en las páginas del diario falangista ‘Arriba’, el cual sometió a un «continuo acoso a estos almacenes por su condición de judíos, al tiempo que sufren un asalto físico de grupos falangistas, que son de gran mimetismo con el nazismo alemán», tal y como señalaba el historiador Isidro González. De este modo, ‘Arriba’, en un artículo titulado ‘Tarea urgente’, publicado el 26 de marzo de 1935, arremetía “contra el capitalismo internacional judío que invade España en perjuicio de sus habitantes y en connivencia con los intereses republicanos».
Nacionalización de la economía
Eran los tiempos en que Falange defendía la idea de la nacionalización de la economía y ello encajaba con esta campaña mantenida contra los Almacenes SEPU hasta el punto de que, en casi todos los números de ‘Arriba’ de entonces, siguió arreciando sus ataques contra estos almacenes «judíos». Durante la primavera de 1935, todos los números de ‘Arriba’ no solo atacan a SEPU, sino que amenazan con acciones directas advirtiendo de que, «seguiremos tenaces, tan tenaces como los judíos que explotan estos almacenes con sus tropelías. La campaña contra los modestos industriales y comerciantes y que les molestan. Para eso cuentan con ayudas políticas estatales”, alusión esta última que supone un ataque a la política económica de los gobiernos republicanos y continúa su alegato señalando que, “¡es posible que se salgan con la suya!. Cuentan con medios sobrados para hacerlo, dinero, mucho dinero».
Estas amenazas comienzan a extenderse a otras empresas sospechosas de ser propiedad de capital judío, como era el caso de Nestlé, a la que amenazan en tonos parecidos al que empleaban los nazis con los comercios judíos en Alemania. Durante el mes de junio de 1935 ‘Arriba’ publicó un enorme cuadro propagandístico a toda plana donde acusaba directamente a los tribunales de Justicia nada más y nada menos que de estar comprados por SEPU en un artículo titulado ‘Siempre SEPU’, fechado el 12 de junio de dicho año: «Estos judíos de SEPU dan motivos para ocuparse de ellos diariamente por sus relaciones con los empleados que explotan. Si basta su sola presencia para producir indignación. Si basta los atropellos que con su personal cometen, bastan para sublevar al más tranquilo. Nosotros preguntamos: ¿SEPU disfruta de patente de corso? ¿Conoce el Director de Trabajo los casos de SEPU?».
Como vemos, los únicos empresarios explotadores que había en la España de aquel entonces eran, para Falange, los judíos de SEPU. En cambio, nada dijeron de la explotación casi feudal a la cual los grandes terratenientes latifundistas sometían, en la más absoluta miseria, a los jornaleros agrarios en buena parte de España, los mismos terratenientes que hicieron todo lo posible para impedir la aplicación de la Ley de Reforma Agraria de la República y que luego se unieron con entusiasmo a apoyar el golpe de Estado del 18 de julio de 1936.
Este ambiente de acoso fascista propició que el 16 de marzo de 1936, un centenar de falangistas asaltasen los Almacenes SEPU de Madrid causando cuantiosos daños. Por todo lo dicho, y, recordando esta página desconocida de la historia de los Almacenes SEPU, resulta evidente que, como señalaba Isidro González, «existía un mimetismo con las acciones que estaban llevando a cabo los nazis en Alemania con los negocios judíos». En cambio, no se tiene constancia de que ocurrieran incidentes violentos en el caso de los almacenes zaragozanos de la c/ Torrenueva.
Incautados
Pero el acoso fascista continuó en el tiempo. A comienzos de 1938, en plena Guerra de España, como señala la página web www.cogullada1936.mas.wordpress.com, el Sindicato de Comercio en general, afecto a la Central Obrera Nacional Sindicalista (CONS) de Falange, solicitó la incautación de los Almacenes SEPU para convertirla en una cooperativa dependiente del partido fascista, alegando para ello, la Orden de 10 de enero de 1937 que permitía la incautación de propiedades de las organizaciones de izquierda, la cual fue desestimada el 26 de abril de 1938 por la Comisión Central Administrativa de Bienes Incautados por el Estado por no existir pruebas para considerar a SEPU como entidad semejante a las mencionadas en la citada Orden.
No obstante, concluida la Guerra de España de 1936-1939, los Almacenes SEPU fueron incautados para el Auxilio Social de Falange y estuvieron largos años cerrados. Finalmente, se reabrieron y formaron parte de la vida y del paisaje urbano zaragozano hasta su cierre definitivo en el año 1994, al igual que años después lo harían los de Barcelona (2000) y de Madrid (2002).